Me pierdo en el
tic tac
del latido del deseo,
en el frágil sonido del placer
que coses a fuego lento con la mirada
(y aun así no me acostumbro).
A un centímetro de distancia.
No hay manual de supervivencia
que valga la pena,
ni fe que nos perdone los pecados.
(pero sí la opción de sueños excepcionales).
Se declara
el estado de amarnos,
hasta que el calor amaine
y las manos se sacien de enredarse en la piel.
Te lo dice el estado:
¡Prohibido salir de la cama!
(retenlo en tu memoria)
Me rondas. Me tienes...apunto.
Secuestras (sin recompensas)
los asuntos pendientes
de la soledad y mis 5 sentidos.
Me pierdo en todos los detalles,
en la lírica de tus labios,
Me pierdo, sí,
para quedarme
en el paradigma de la vida
para encontrarnos, los dos
y que se convierta la boca
en la única culpable de que se fundan los plomos
del corazón.
Te espero en la figura retórica
del pensamiento,
en nuestro punto de encuentro habitual,
en donde se estremece el cerebro,
en esa liturgia en el cual se descontrolan los principios
de tu cuerpo y en la que sabes
que sé recitar tus deseos de memoria,
sin calambres
(por muy aturdido que esté).
Me apunto a tu guerra de amor y caricias
en el campo de batallas de mantas
y sábanas (fuera del refugio de las trincheras).
disfrazado de soldado.
Desaparece el aroma a champú floral.
Desaparece el aroma a champú floral.
Silencio, escucha ;
¿Sientes el mantra de las balas pasar por tu oído, lentamente?
¿Sientes el sudor de las llamas cuando le falta el valor?
Hablas con la mirada
y penetras con las palabras.
No me rebelo.
Me quedo a tu lado de la cama.
Me pierdo en todas las leyes del amor
que por su singularidad
no entienden de vestimentas
pero sí de mariposas revoloteando
por el colchón.
Algunos a eso lo llaman amor, y otros pasión.
ponle el nombre que mejor te parezca, no voy a culparte.
Me gusta quemarme en la hoguera
de los revolcones (en sol mayor).
Donde el orden de los factores
no altera el producto,
nos da igual si arriba o abajo,
derecha o izquierda.
siempre que sume y nunca reste
el porvenir de lo nuestro.
Me pierdo por el prólogo de tu espalda
y en cada uno de sus
matices, con la esperanza de leerte
en capítulos a lo largo de mi vida
(y tatuarte mi amor).
Te vendo los ojos.
Desvisto tu nombre
(acordonado
por vocales y consonantes)
con mis manos, para quitarme la sed
(durante la tormenta de los gemidos)
Me pierdo en la locura de tu primavera
y en cada una de las estaciones
que debo cruzar hasta llegar
al final de tu cadera.
Desnudamos sonrisas,
sabores
y abrigamos suspiros,
desprendes la magia de mil y una ciudades,
de todas las culturas que has visitado.
Me pierdo
en los alborotos de los besos,
en ese jaleo
que nos hace perder las convicciones.
En la autenticidad de mis sueños más húmedos.
Rozando la sonrisa.
Y es ahí cuando respiro, me rompo
y empiezo a ser creyente, de una vez por todas.
A esto le llamo yo;hacer el amor con palabras(mayores) grabadas a fuego. No se puede expresar más bonito ese cobijo de dos bajo las sábanas. Chapó.
ResponderEliminarMil gracias Las sábanas y las almohadas, lugar de mil y una historias. Gracias por pasar por el DÍVAN.
EliminarBellísimo ...gracias por tus detalles
ResponderEliminarGracias Beatriz por asomarte por el rincón de los delirios. Un placer verte por aquí.
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